Transcurrida una década desde la creación del Euro, esta experiencia histórica monetaria ha supuesto que la mayor parte de las economías comunitarias compartan en la actualidad, con cierto éxito relativo, una misma moneda, a pesar de seguir manteniendo importantes diferencias estructurales que se han acrecentado tras las recientes ampliaciones de la Unión Europea con los países del Este y Centro de Europa.
Este libro analiza el proceso de integración monetaria en la Unión Europea, centrándose en las lecciones de coordinación monetaria que supuso la creación del Sistema Monetario Europeo (SME) a finales de la década de 1970. El interés por evaluar este novedoso mecanismo cambiario descansa, en gran medida, en la necesidad que tienen estos nuevos socios comunitarios por participar en un sistema cambiario similar al SME, antes de poder incorporarse a la moneda única europea.
El núcleo central de esta obra aborda de forma pormenorizada cuales han sido los efectos del SME sobre las economías europeas que participaron en este mecanismo: primeramente, en términos de estabilidad cambiaria y credibilidad antiinflacionista; a continuación, comprobando el posible funcionamiento asimétrico del mismo; y finalmente, verificando el papel jugado por los controles de capital en la correcta evolución del SME.
En cualquier caso, este libro va más allá del análisis vivido antes de la instauración de la moneda única europea, ahondando en la situación monetaria actual de los nuevos socios comunitarios, evaluando si estos países pueden extraer alguna lección importante de la experiencia cambiaria que registraron previamente el resto de economías comunitarias, dentro de una unión monetaria incompleta como fue el SME.