Cada persona es un agente constructor o destructivo para sus congéneres, por las atribuciones de valor que nos asignamos recíprocamente, la confianza que nos otorgamos, las expectativas de desarrollo personal que creamos y las confirmaciones que efectuamos sobre los logros ajenos. Por eso, éste es un libro de Análisis Transaccional, porque se adentra en averiguar cómo la conducta cotidiana contribuye a la configuración del propio yo de cada persona.