Este libro propone, desde el análisis de distintos espacios y tendencias sociales, que la tecnología y la política no son ámbitos indiscutiblemente diferenciados. Hasta hace bien poco, la tecnología se ha considerado como un hecho neutro, extraño, autónomo y monopolio exclusivo de ingenieros y científicos. A partir de la segunda mitad del siglo XX se reivindica su naturaleza política y su vínculo íntimo con la organización social. En la actualidad, toda propuesta de cambio social requiere su incorporación como espacio de operaciones y como horizonte a transformar. A pesar de ello, escasean las publicaciones que aborden el estudio del nexo entre el universo político y el campo de lo técnico, y su permanente mediación de la vida social, en el contexto de la globalización, en el que emergen nuevas formas de intervención política. Los autores apuestan por sortear los efectos colaterales del determinismo tecnológico y por destruir el mito de una tecnología aséptica, cerrada y neutral. Estas páginas presentan numerosos ejemplos -los molinos del medioevo, los automóviles, los teléfonos móviles, el software libre, los chats, y la Web 2.0- que muestran cómo lo técnico se redefine constantemente desde los ámbitos local y colectivo.