En estos tiempos de cambios e incertidumbre que vivimos,
parece que hemos pasado de la autoridad paterna
incuestionable, gracias al argumento irrefutable del
tortazo, a la autoridad paterna inexistente porque
queremos ser padres / guais / y modernos y
simpáticos...
Adjetivos que quedan eclipsados siempre que de la boca
del padre o de la madre surge un "no" rotundo dirigido a
los hijos. Un "no" que comporta un mar de gritos, lloros
y pataletas que, a poder ser, nos quisiéramos ahorrar...
Pero el peligro de ahorrarnos la pataleta que sigue al
"no" es que nuestros hijos no aprendan que existen
límites que conviene no atravesar. Todos, padres e hijos,
deberíamos saber que sin este aprendizaje básico nada
funciona, ni en la vida de los padres ni en la de los
hijos. Libro imprescindible para impregnar de sentido
común las relaciones padres-hijos.