En 1990 se produjo un acontecimiento histórico en la Comunidad Europea: la aprobación de los tres primeros actos comunitarios armonizadores de la imposición directa. Largos años de trabajos para lograr que la fiscalidad empresarial no fuera un obstáculo al establecimiento de un verdadero mercado interior se plasmaron en las Directivas 90/434/CEE sobre fusiones, escisiones, aportaciones de activos y canje de acciones, y 90/435/CEE sobre matrices y filiales y el Convenio 90/4367CEE para suprimir la doble imposición en caso de corrección de beneficios. El proceso sigue imparable de la mano de la Unión Política y Monetaria. La influencia del informe Ruding sobre la fiscalidad de las empresas y de las nuevas iniciativas de la Comisión se ha sentido con fuerza en la nueva Ley 43/1995, del Impuesto sobre Sociedades. Todo el proceso armonizador, sus perspectivas de futuro y la convergencia del nuevo Impuesto sobre Sociedades con él, se analizan en este libro.