A todos nos llega el momento, durante la edad adulta, en el que sentimos deseos de narrar la historia de nuestra vida, ya sea para poner un poco de orden dentro de nosotros mismos y entender el presente o para reencontrar emociones perdidas y saber en qué nos hemos convertido, a quién debemos estar agradecidos o a quién debemos olvidar. Cuando esta necesidad nos sorprende, la narración de cuanto hemos hecho, amado o sufrido empieza a tomar forma, se convierte en escritura de uno mismo y alimenta la apasionada tendencia humana a dejar huella en quien nos suceda o está a nuestro lado.
Así es como se experimenta el , que exige método y coraje, pero que, a la vez, nos proporciona un alto grado de bienestar. Este libro acompaña al lector por los recorridos literarios y psicológicos que emprenden todos aquellos que escriben sobre su propia vida, sugiere qué criterios erguir para ello y explica por qué la narración en primera persona puede llegar a ser un bonito juego, una insólita experiencia curativa y una aventura altamente significativa.