El maestro interrumpe el silencio con cualquier cosa, un sarcasmo, una patada.
Así procede, en la técnica zen, el maestro budista en la búsqueda del sentido.
A los alumnos les toca buscar la respuesta a sus propias preguntas. El maestro no enseña ex cathedra una ciencia ya constituída, da la respuesta cuando los alumnos están a punto de encontrarla.
Esta enseñanza es un rechazo de todo sistema. Descurbre un pensamiento en movimiento: que, sin embargo, se presta al sistema, ya que necesariamente presenta una faz dogmática. El pensamiento de Freud está abierto a revisión. Reducirlo a palabras gastadas es un error.
Cada noción posee en él vida propia. Esto precisamente es lo que se llama dialéctica.
(Apertura del Seminario)