Se lleva a cabo en este libro una crítica revitalizadora, amplia y reflexiva de la criminología. Partiendo del enfoque utilitarista clásico, los autores describen las diversas variedades de positivismo biológico, psicológico y social, la teoría de la rotulación social, la etnometodología y la teoría del conflicto social, deteniéndose especialmente en los aportes de Merton, Durkheim, Wright Mills, Trasler, Talcott Parsons, los miembros de la escuela de Chicago y otros contemporáneos europeos y norteamericanos. Su propósito final es presentar una teoría que sirva para sacar a esta ciencia de su confinamiento en problemas concretos, artificialmente separados, a fin de que se ocupe de una cuestión básica: la relación del hombre con las estructuras de autoridad. Si el delito, las conductas desviadas y el disenso -afirman estos expertos- llevan a que las personas que incurren en ellos sean, en número cada vez mayor, encarceladas, internadas o recluidas por considerar que requieren control, es oportuno que las sociedades en que esto acontece realicen una crítica inmanente de la teoría criminológica que sustentan.
Este significativo estudio reencauza toda la estructura del discurso técnico acerca del delito y la conducta desviada lanzándose a un discurso deliberado sobre la teoría social general que sólo suele figurar tácitamente en los trabajos especializados.