El trabajo asalariado es el medio más generalizado de vida en la actualidad pero no es ni mucho menos la única actividad que permite atender las necesidades sociales, ni el único cauce de participación de las personas en el proceso productivo. Piénsese en el trabajo autónomo en sus distintas modalidades, en el de los profesionales libres, en el de alta gestión o administración en las sociedades de capital, en el que se desarrolla en sociedad o en cooperativa, en el que tiene carácter familiar, en el que persigue fines formativos o en el que sin tener ánimo lucrativo también puede contribuir a la satisfacción de necesidades vitales, ya sea en el marco del voluntariado ya sea en forma de prestación personal obligatoria. La regulación de todas estas otras formas de trabajo no es equiparable a la legislación laboral, ni en extensión ni en precisión ni en sentido, pero constituye ya un relevante corpus normativo y empieza a suscitar los habituales problemas de sistematización, comprensión, interpretación o aplicación. A la descripción y al análisis de toda esa realidad, tanto en su dimensión productiva como en su vertiente normativa, se dedica el presente estudio.
