Aunque no firmaría con su nombre hasta el del 7 de enero de 1957, John Prentice inició con "Intriga diabólica" la dificilísima tarea de sustituir al tristemente fallecido Alex Raymond. Con la inestimable colaboración de Fred Dickenson a los guiones, Prentice demostró pronto que su elección no había sido una simple prueba y que sus dotes artísticas justificaban sobradamente la responsabilidad que la King Features Syndicate hacía recaer sobre él. Aún con un estilo gráfico y compositivo deudor de la herencia del creador de la serie, Prentice fue poco a poco incorporando un estilo propio, siempre enmarcado en la escuela realista, pero que aportaba soluciones narrativas distintas a las que se habían encontrado en los diez primeros años de la serie. Por su parte, Dickenson intentaba mantener el cambio de rumbo hacia historias más negras que ya habían iniciado con Raymond, como demuestran los arcos argumentales de "Buscador de Uranio" o "El objetivo de la muerte", incluidos en este volumen.