Iron Man, el superhéroe tras cuya armadura se esconde el magnate y playboy Tony Stark, es uno de los personajes más en alza del universo Marvel. Sí, en verano de 2008 se estrena la película que lo convierte en protagonista -encarnado por el también turbio, y siempre genial, Robert Downey Jr., y con Gwyneth Paltrow como Virginia «Pepper» Potts, su deseada secretaria- pero sobre todo es, para los seguidores del sello, el personaje más polémico en la serie en que está enfrascada la factoría Marvel desde hace unos meses: la Civil War, donde Iron Man/Stark desempeña un papel muy relevante y se enfrenta, nada menos, que al Capitán América, Spiderman y medio centenar de ex Vengadores. En resumidas cuentas: en Iron Man se unen elementos tan dispares como la obediencia debida a las autoridades, una historia de amor imposible con su secretaria, su vida de seductor ricachón y algunos problemas con el alcohol, además de la debilidad de su corazón, que depende constantemente de estar conectado a una máquina, y de la supeditación a un supertraje y no a unos superpoderes. El presente tomo recoge los doce primeros números del volumen tres de Iron Man, donde la serie recuperó la numeración original (con el epígrafe «Heroes Return», de 1998 en adelante) y un tratamiento mucho más humano del superhéroe. Estas doce aventuras representan la resurrección del personaje y su vuelta a la primera línea de Marvel, sobre todo por el magnífico trabajo de Kurt Busiek al guión y Sean Chen y Eric Cannon a las ilustraciones. Aquí Iron Man se enfrenta a, entre otros, el Mandarín, Firebrand o Whiplash, ve cómo se desmorona la relación de Pepper Pots con su novio, intenta recuperar el control de Stark Enterprises, que le habían sido arrebatadas, y sobre todo trabaja y trabaja en nuevos proyectos de armadura.