La industria constituye un componente destacado en la historia contemporánea de muchas ciudades españolas, que en las dos últimas décadas experimentó importantes transformaciones que han afectado de modo directo a esas áreas urbanas. Como respuesta al nuevo contexto tecnológico, la progresiva apertura e integración de los mercados, la difusión de formas de producción más flexibles y segmentadas o los cambios en el marco normativo, las empresas han modificado, tanto su funcionamiento interno como las relaciones con su entorno, con el consiguiente efecto sobre sus pautas de localización o los impactos generados sobre el territorio en que se asientan.
Pero, más allá de ciertas tendencias estructurales, observables para el sistema industrial español en su conjunto, también son evidentes fuertes contrastes en la capacidad competitiva mostrada por regiones y ciudades que, en unos casos, vienen a profundizar tendencias anteriores, pero en otros suponen una novedad respecto a periodos precedentes que es necesario conocer y comprender para así poder actuar de forma más eficaz frente a los retos que imponen un presente cambiante y un futuro siempre incierto