Las cosas están muy mal para todos, pero el viejo Larry, que es un bruto con un historial de chapuzas más largo que un día sin pan, nunca ha dejado de buscarse la vida para evitar los calambres en el estómago, ya sea como cartonero o revolviendo entre la chatarra.
El viejo Larry, además, es un vampiro. Un día de hace treinta años, se encontró un bebé en el arroyo, Mogul, que hoy también porta la maldición. En todo este tiempo, ser vampiro ha dejado de ser un chollo, así que la pareja ha decidido reinsertarse en la vida civil y nutrirse de morcillas. Con el negocio del cartón en horas bajas, el robo y desguace de coches parece una salida, pero las cosas se van a complicar mucho cuando, a consecuencia de su primer palo, tengan que hacerse cargo de otro bebé, esta vez una niña...
La calambre es un thriller tremendista y esperpéntico que pone en evidencia que, en un mundo en crisis, hasta los vampiros son víctimas de los chupasangres.