Mosquitos, larvas, abejas, saltamontes, mariquitas, orugas, pulgas, arañas, polillas y caracoles, bichos bola, mantis ateas y religiosas e incluso una ladilla de nombre José a la que todos dan de lado por razones obvias. Todos estos personajes y muchos otros merodean las páginas de Pequeñas bestias, donde se demuestra que hay humor más allá de la percepción humana, incluso a niveles microscópicos.
Daniel Galantz pone lupa y lápiz al servicio de este universo diminuto para dar voz y manga ancha a toda clase de bichos y bichejos en el más descacharrante tratado de entomología. Nunca una plaga fue más divertida: se lo pensará dos veces antes de propinar el siguiente chancletazo. Puro humor invertebrado.