El fascinante relato de una de las mayores aventuras marinas de nuestro tiempo.
El viernes 14 de junio de 1968, salió discretamente de Falmouth, el Suhaili, un pequeño queche, con una figura solitaria al timón: el modesto y simpático oficial de la marina mercante, Robin Knox-Johnston, de veintinueve años. Diez meses y medio más tarde, un Suhaili oxidado, con la pintura desconchada y las velas rasgadas y marrones, volvió triunfalmente a Falmouth. Robin Knox-Johnston fue acogido con entusiasmo y con todos los honores, ya que se había convertido en el primer hombre que había circunnavegado el mundo en solitario y sin escalas.
Fué una aventura increíble, y muchas las tentaciones de abandonar ese viaje: el agua potable se le echó a perder, la radio se le estropeó, el piloto de viento se desintegró, la botavara mayor se quebró, la barra del timón cambió de rumbo, pero Robin se negó a abandonar.