Sofía Alexeyevna nunca había ido más allá de Berkholzskoye; no conocía a ningún otro protector que no fuera su abuelo, el príncipe Golitskov; ignoraba aquel otro mundo del que su familia había formado parte una vez. Las intrigas de los palacios imperiales de Moscú o San Petesburgo no tenían ningún significado. Su abuelo el príncipe Golitskov le había enseñado a mantener la vista alejada del este y de la corte de la zarina Catalina, sinónimos de viejas heridas. Aun así, resultaba imposible ignorar sus propios temores: la heredera de la fortuna de los Golitskovs no podría permanecer apartada en la tranquilidad de las Tierras Salvajes.
Al conde Adam Danilevski le han encomendado una misión imperial: sacar del su oscuro exilio a Sofía Alexeyevna y llevarla de vuelta a San Petesburgo para entregarla en matrimonio a su general, el príncipe Paul Dmitriev, un hombre treinta años mayor que ella y que ha enterrado ya a tres mujeres.
Sin embargo, Adam se sentirá cautivado por la fuerte y sensual personalidad de esa irreverente jovencita. Pronto sus sentimientos entrarán en conflicto: ¿se debe a su lealtad como militar o deberá rendirse a los dictados de su corazón?