Las historias que se relatan en Cuentos de Culver City fueron escritas o concebidas a lo largo de varios años de estancia en el sur de California. Todas transcurren en Estados Unidos, habitáculo por entonces del autor, excepto la titulada Muy señores míos, donde California, Hollywood y Culver apenas constituyen una remota dirección postal, soñada pero improbable. Buena parte de ellas obedecen al afán de experimentar en secreto, casi con disimulo, por los laberintos de la imaginación, juego este que siempre ha atraído al autor.