Coincidiendo con las Navidades de 1913, Isabel de Alsasúa es acogida por su tía en el castillo de Brunstriech. Dispuesta a disfrutar de lo que le ofrece la vida, coquetea con los hijos de ésta, Lars y Karel, mientras es arrastrada a una intriga política tras la que se esconde una secta que quiere sembrar la destrucción. Siempre se ha dicho que el espionaje es un juego de caballeros, ¿qué efecto provocará que una dama entre en juego?