Este es un libro de retratos. Siempre de personas que traté o trato con mayor o menor profundidad. A todos los conozco o he conocido, y diría sin pudor que a algunos muy bien... Por eso los retratos son diferentes, quiero decir, que no están hechos con la misma técnica o pasta ni con idéntica perspectiva. Neoclásicos o cubistas pueden ser, pero retratos veraces a la postre. Nadie ignore que en todo retrato (sin faltar a la verdad) hay un obvio punto subjetivo. Rémy de Gourmont hubiera dicho que siempre que se hace un retrato -él también los hizo, literarios- el resultado es una máscara. Pero ¿no es, a veces, la máscara, más veraz que el rostro?
Hay cincuenta y un retratos, pero quienes me conozcan echarán más de uno y de dos a faltar. Podría primero alegar (pues en efecto faltan, y algunos muy cercanos) que este libro tiene pretensiones de galería y no de memorando. Pero añadiré que faltan algunos de los que escribí no hace mucho, y por tanto de los que poco nuevo podría decir en este momento.