Fedro emprende un viaje en moto con Chris, su hijo de once años. Mientras recorren las carreteras de Estados Unidos, el arte del mantenimiento de la motocicleta pasa a ser una bella metáfora de cómo conjugar el frío y racional mundo tecnológico y el cálido e imaginativo mundo del arte. Como en el Zen,
se trata de concentrarse, observar y apreciar los detalles, hasta llegar a fundirse con la propia actividad, ya sea ésta una caminata por el bosque, escribir un ensayo o tensar la cadena de una motocicleta.
El viaje, entendido como el seductor anhelo de recorrer diferentes lugares del mundo pero también como una travesía interior, sirve a Pirsig para guiar al lector en las cuestiones filosóficas del arte y la técnica, el valor y la utilidad, la dialéctica y la retórica, guiado por los guiños de la carretera y los caminos. En Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta, el cuidado diario de las piezas mecánicas, su correcto funcionamiento y el necesario equilibrio de las partes que componen el todo encierran la historia de la filosofía occidental desde los ojos de Oriente, y Pirsig consigue conciliar ambas miradas.
La magia de esta novela, que marcó a millones de lectores en todo el mundo, reside en su capacidad de cautivar al lector mediante una entrañable historia mientras explora nuestra herencia filosófica, de Sócrates a Kant, con el valioso contrapeso de las corrientes orientales.