Si usted es capaz de matar por matar el tiempo y está enamorado sin saber de quién, si considera que la peor enfermedad es el aburrimiento y la literatura es, con frecuencia, el síntoma inequívoco de no tener nada mejor que hacer, si cree que los libros profundos yacen bajo pesadas losas y que la vida escapa siempre de la letra impresa, El asesino triste le tiene preparadas sus sorpresas innumerables, sus ánimos nunca vividos, sus vértigos insospechados.
Placenteramente desolador, inquietante y divertido, este libro de irrefrenable lectura nos revela una nueva y apasionante percepción de la realidad. ¿Ha sentido alguna vez celos de sí mismo al acostarse con su propia pareja? ¿Ha perdido alguna vez la memoria al borde del mar? ¿Ha tenido reminiscencias de historias jamás vividas? ¿Se ha resistido desesperadamente a envejecer, día a día, frente a frente, con quien comparte su existencia? ¿Le ha tentado el diablo desde su televisor? ¿Ha recorrido las calles siguiendo a una desconocida? Si no ha hecho nada parecido, hágalo ahora, antes o después de leer El asesino triste.