Faustino, un Fausto sin poder ni magia, aparece condenado desde las primeras páginas por su debilidad de carácter. Sin duda, aunque es producto de su ambiente y de su época (mimado por todos, nunca tuvo que trabajar), él mismo es culpable en gran medida de su destino: sueña grandezas imposibles de realizar, al tiempo que es abúlico y perezoso.Al crear a su personaje, sin duda Valera pensaba en sí mismo. También a él le faltó dinero cuando era joven y asimismo se mostró indeciso en la elección de una carrera; probó la diplomacia, la política y el periodismo, además de cultivar diferentes géneros literarios.LAS ILUSIONES DEL DOCTOR FAUSTINO como novela tiene varios lunares (una acción dislocada, algunas digresiones un tanto premiosas y ciertos episodios melodramáticos). Artísticamente es inferior a otras novelas de Valera, como Pepita Jiménez, Juanita la larga o El Comendador Mendoza; pero en cuanto a tema, no sólo es una de las obras más interesantes de su producción, sino acaso también de toda la literatura española del siglo diecinueve.Cyrus C. DeCoster, profesor de español en la Universidad de Northwestern, es especialista en novelística española del siglo XIX. Ha preparado otras ediciones de Valera: Correspondencia 1859-1905; Obras desconocidas y Artículos de El Contemporáneo.