Desde que tiene ocho años, Grace cuenta todo lo que está a su alrededor: las letras que contiene su nombre, los pasos que da para llegar a su cafetería favorita, el número de semillas que contiene un pastel… Ahora, con 35 años, lleva una vida rutinaria donde no hay lugar para los imprevistos. Su obsesión ha acabado convirtiendo su vida en una suma continua y no puede hacer nada sin antes interpretar las cifras con las que se ha topado. Pero aparece Seamus, cuyo nombre completo suma 19 letras como el suyo (¡no puede ser casualidad!) y Grace deberá darse cuenta de que en los asuntos del amor, las matemáticas no tienen cabida.