Una mujer, que no puede conciliar el sueño por la noche, le pide a su pareja que le cuente un cuento. Un bibliotecario español llega a Nueva York donde conoce a una muchacha que, con una mentira, turba su vida para siempre.
Una voz anónima relata la historia de una obsesión y la obsesión de una historia infantil.
Estos son los comienzos de algunas de la narraciones -paralelas, complementarias, secretamente conectadas- que componen el entramado de Hasta el fin de los cuentos, un libro sobre la radical singularidad de cada experiencia amorosa, sobre Manhattan como lugar de encuentro y soledades, y sobre las antiguas virtudes de la ficción contra los estragos de la rutina y del tiempo.