Se emplea aquí el término "valor de vivir" en su triple acepción del valor. Valor, como algo estimable, precioso. Valor, como coraje o valentía. Valor, como precio a pagar.
Los capítulos de este libro siguen un fluir. En primer lugar, el autor hace el análisis psicológico evolutivo de la desgracia y del dolor. Después estudia la definición del duelo, las variedades del mismo, y se detiene en el pre-duelo, que es una intuición del dolor de la muerte por el ser adorado, mucho antes de que acontezca, cuando aún disfrutamos de él en días felices. Con especial cariño y penetración, aborda después el duelo en la infancia, esa capacidad (y ese derecho) de sufrir que aún muchos especialistas -contra toda evidencia- le niegan a los más pequeños. Y llega un momento en que alguien dice: "Ha muerto" y todo cambia, lo banal se hace importante, sin dejar de ser corriente. El autor sigue a continuación, en varios capítulos, los "pasos del duelo", es decir, las sucesivas vicisitudes del dolor por lo mortal pérdida, hasta su integración o liquidación, abordando el apoyo y la terapia en el duelo. Describe seguidamente los casos en que el duelo se transforma en enferemedad. La obra culmina en las "vidas en duelo" y las "vidas de duelo", con algunas historias de personas que han organizado su existencia alrededor de uno o varios duelos, que cargan con duelos heredados sin saberlo. la obra se basa en biografías y en casos clínicos. Y se teje sobre un bastidor de versos de más de cien poetas españoles e hispanoamericanos, pues la poesía es la vía noble para desvelar la psicología del sufrimiento humano.
El valor de vivir puede ayudar a aquellas personas que pasen por el trance de llorar la pérdida por la muerte de un ser muy amado. Y es una invitación a utilizar el dolor moral como un factor de maduración de la persona.