Aunque Emilio Carrere fue en su día considerado y valorado
principalmente por su obra poética, lo cierto es que la posteridad,
con su extraña justicia, le recuerda sobre todo por una célebre
y singular novela fantástica, que Edgar Neville llevó
al cine: La torre de los siete jorobados.
La presente selección recoge una buena muestra de los relatos
de terror que Carrere publicó entre 1916 y 1922 en la popular colección
La Novela Semanal, y en ella el lector encontrará un Madrid gótico,
que despliega su encanto nocturnal y tenebroso al hilo de intrigas sobrenaturales,
tremebundas y trágicas.
El volumen se abre con La leyenda de San Plácido, versión
novelesca de una vieja leyenda madrileña del tiempo de Felipe IV.
La
conversión de Florestán es una historia fantástica
de horror y ocultismo, y en ella encontramos una deliciosa descripción,
no exenta de cierta vena humorística e incluso chocarrera, del ambiente
espiritual y esotérico que rodeó a la bohemia madrileña
de principios del siglo XX. Un crimen inverosímil, relato
germinal de la novela La torre de los siete jorobados, es una divertida
combinación esperpéntica de novela detectivesca y aventura
sobrenatural. El relato que da título al volumen, La Casa
de la Cruz, sin duda la pieza más genuinamente gótica
y terrorífica del libro y uno de los cuentos de terror más
conseguidos y brillantes del reducido repertorio del cuento de miedo en
España, relata una imaginaria leyenda histórica ambientada
en el reinado de Carlos II el Hechizado. Por último, Las inquietudes
de Blanca María nos cuenta una historia de superstición
y brujería en una ciudad castellana mesetaria y profunda.