El autor describe la amargura de perder un hijo prematuro y la de recibir con miedo y dolor la notícia de que su hermano gemelo es ciego. La frustración y el pánico hace ver con temor el futuro. El ¿por qué a nosotros? o la incomprensión del entorno lo vive junto a su esposa con la esperanza de ver crecer su hijo como un niño más, que es sólo diferente en su forma de ver. Un niño que reclama las mismas oportunidades que los demás.
En la guardería, en el colegio, en la escuela de música... en todas las etapas de su educación el bebé ha aprendido a ser niño, a querer y a ser querido, a respetar y a ser respetado, con unos compañeros que son ahora sus amigos. A lo largo de la obra se puede observar como crece con las mismas obligaciones que todos, al amparo de unos padres y profesionales que velan intensamente por su trabajo, sacrificio y esfuerzo. Parece que todo lo hace fácil, por ello, tal vez su ilusión le ha hecho alcanzar con pasión metas impensables para una sociedad que no acaba de comprender que un niño ciego, con nueve años, se comunique con medio mundo a través de Internet.