En la carretera que lleva al poblado africano de Tizangara se produce una misteriosa desaparición. Uno de los cascos azules, enviados para garantizar el proceso de paz, ha estallado. Y el único rastro que queda de él es un pene. Así. ¿quién mejor que Ana Diosquiera, la prostituta del pueblo, para averiguar la identidad de la víctima?
Pero el investigador de las Naciones Unidas, racional y europeo, no se conforma con eso. Necesita explicaciones. Pronto su impecable lógica se irá diluyendo en una civilización ancestral, donde todo es tan complejo que parece mágico y donde ninguna de las reglas que conoce tiene validez.