Una niña asesinada, un maestro rural a quien el pasado atormenta y la caza del hombre por el hombre. Estos son los cimientos sobre los que se levanta el edificio de La noche feroz, una novela tribal y gótica, clausurada en su unidad de espacio y tiempo, que se insinúa como un thriller metafísico con resonancias de la tragedia griega y de Dostoievski.
Sobre el telón de fondo de una guerra fratricida, Ricardo Menéndez Salmón propone el retorno a Promenadia, territorio que alumbró en Los arrebatados, su anterior novela, a través de un texto que recoge tres de sus obsesiones más queridas: la presencia del mal en el mundo, la subordinación del ser humano a sus apetitos y la asfixia de un paisaje que es antes amenaza que refugio.