Pío es murciano, sesentón y divorciado, y la empresa para la que trabaja en España lo envía a poner orden en la caótica filial de Cuba. Y así, entre el griterío habitual de las calles habaneras y la música salsa que sale de las puertas abiertas, se oyen los compases de una zarzuela española. Formidable mezcla, tan formidable como la impresión que causa la inocente Maricari en el español. Esa bonita Maricari, que rehúsa ser jinetera, a pesar de las presiones de su terrorífica madre. Porque en esta Habana de Dovalpage, ruidosa, pero también ruinosa, cada quien goza y se busca la vida como puede. Por ejemplo, Mercedes, que en verdad es Teófilo, y elegantemente travestida se gana la vida como consultante espiritual y santera. Maricari la consulta, y siguiendo sus consejos, aprieta el acelerador en su relación con Pío. Pero a Mercedes-Téofilo, desde que ha conocido a Maricari ya no le resultan tan convincentes los potentes encantos de su novio, y el triángulo murciano-cándida-travesti pero no tanto se vuelve una figura más digna de la física atómica que de las complicadas geometrías sexuales y sentimentales de La Habana ... Desgarrada, deslenguada, divertidísima, esta Muerte de un murciano en La Habana promete ser uno de los más gozosos descubrimientos de la novísima literatura hispanoamericana. «Teresa Dovalpage es una nueva voz literaria con méritos propios, que ha llegado para quedarse» (Benigno Dou, El Nuevo Herald).