Salvador Salvadó Nomdedeu es un hombre demasiado inquieto para su vivir vulgar. Tiene un trabajo tristón, una mujer de costumbres convencionales pero con un lenguaje teñido de pintorescas burradas, un hijo un poco zote, un pisito húmedo en un barrio-dormitorio mal urbanizado de Valencia. Tiene también algunos vicios clásicos: fuma demasiado y trasiega más anís de la cuenta. Además arrastra una curiosa manía: comparar las incomparables perfecciones inglesas con la imperfección valenciana. ¡Cuánta finura en todo lo británico! ¿Cómo parangonar a la rústica e impertinente esposa Angustias con la esplendorosa y siempre discreta duquesa de Kent?
Pero a veces ocurre lo inesperado. Y un día su angloanismanía se transforma en un combinado mortífero. El nivel de la botella de anís baja más de la cuenta y, en medio de una extraña modorra, Salvador «viaja» al Reino Unido y se despierta arbitrando una final de Wimbledon. El regreso a Valencia resulta tan tranquilizador como penoso. Salvador hace un esfuerzo por instalarse en la normalidad de su familia y su trabajo, pero en una recaída despierta en un paisaje que no parece nada británico.