Publicábamos La invención de Europa, de Emmanuel Todd, uno de los libros imprescindibles para entender las raíces profundas a partir de las que se ha ido conformando lentamente la identidad múltiple del continente europeo, en continuo desarrollo, con largos periodos de estancamiento y otros de rápida e inesperada mutación, como la relación misma que se establece no sólo entre sus poblaciones, sino entre los propios individuos que la componen. En esta ocasión, Todd sigue, en cierto modo, su investigación con la mirada puesta en Europa, pero desde otro punto de vista, el de quienes, provenientes de razas y culturas muy distintas, se trasladan, ante todo por razones económicas, a vivir y trabajar en las democracias occidentales. ¿Cómo se produce —o deja de producirse— la asimilación de esos inmigrantes? ¿Cuál es la lógica profunda que rige ese proceso de absorción cultural y política? Algunas sociedades logran asimilar sus poblaciones inmigradas con relativa rapidez, mientras que otras fracasan sin remedio a largo plazo. Todd prescinde para su estudio de la palabrería política, pues, para él, no hay otra manera de comprender la auténtica realidad de una sociedad más que el análisis de los hechos de la vida cotidiana, como los matrimonios mixtos, la vida familiar, escolar o religiosa. Así pues, en su calidad de historiador y sobre todo de antropólogo, Todd propone un análisis radicalmente nuevo del problema de la emigración comparando cuatro sociedades «testigo»: Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y Francia. En la línea de sus trabajos anteriores sobre las estructuras familiares, El destino de los inmigrantes es ante todo la obra de un investigador que facilita e ilumina la comprensión de un problema intercultural e interétnico, cuya realidad se nos aparece, cuando menos, contradictoria.