Sólo ha pasado un día tras la muerte de su joven esposa, pero el policía finlandés Kimmo Joentaa, incapaz de asumirlo, quiere volver al trabajo cuanto antes. No soporta estar en su casa, situada frente a un lago de belleza inquietante en un solitario paraje a las afueras de Torku.
A su jefe no se le ocurre nada mejor que asignarle el caso de una mujer que ha aparecido muerta en su casa, asfixiada con una almohada. La pueta no ha sido forzada, no ha habido robo, no hay móvil. Joentaa no tardará en averiguar que se enfrenta a un asesino en serie, pero lo peor será descubrir que, ambos criminal y perseguidor, comparten un sentimiento de angustia que acabará creando una extraña empatía entre ellos.