Nada es nunca lo que parece. Y menos si David Gurney está involucrado.
Han pasado seis meses. David Gurney apenas ha conseguido reincorporarse a una cierta normalidad después de haberse encontrado al borde de la muerte tras resolver el caso más peligroso al que se había enfrentado.
Madeleine, su esposa, está preocupada; Gurney ha sido diagnosticado con síndrome de estrés post traumático y nada parece alegrarle. Días después el ex detective recibe una llamada. Connie Clarke, la periodista que creó la leyenda de superpoli y lo catapultó a la fama quiere pedirle ayuda. Su hija Kim está realizando un documental sobre las familias de las víctimas de un asesino en serie al que nunca atraparon, el Buen Pastor, y Connie quisiera que Gurney supervisara sus investigaciones y la guiara. En parte por aburrimiento y en parte por hacerle un favor a Connie, Gurney acepta.
Sin embargo, esto no será más que el principio. Incapaz de ponerle coto a su curiosidad y a su necesidad de resolver cada una de las incógnitas que se le presentan, David Gurney se verá arrastrado a una investigación para descubrir la verdadera identidad del asesino. Un asesino que es tan imprevisible como peligroso, un diablo al que convendría dejar en paz.