Mercado Central, el libro que dejó inédito José Antonio Labordeta, contiene un conjunto de semblanzas, humorísticas a veces y caricaturizadas siempre, de algunos de sus mejores amigos. Aquí el humor, tan delirante en ocasiones y tan buñueliano, está presente en cada uno de los retratos: Luis Alegre besándose con Penélope Cruz en la plaza de Malasaña; Javier Tomeo siendo recibido en su pueblo natal por una banda de música; Félix Romeo presentado como un huracán o tsunami que se lleva por delante todos los malos libros: su hermano Miguel llegando siempre tarde al fútbol; Luis García Abrines repartiendo bendiciones en París disfrazado de obispo; Fernando Ferreró perdiendo deshilachado en el mar aquel bañador de saldo o Emilio Gastón quemando involuntariamente las bragas de sus vecinas.
Labordeta escribió estos retratos de sus amigos con enorme cariño y admiración hacia ellos. Todos ellos están llenos de ternura, de esa ternura labordetiana que en ocasiones hay que saber buscar bajo la hojarasca de lo esperpéntico y lo grotesco.
En Mercado Central está el mejor Labordeta, el Labordeta divertido, inteligente y cariñoso, el Labordeta apasionado por la literatura, ese Labordeta que nos enseñó a disfrutar de la vida y de la amistad