Antón P. Chéjov inventó una nueva modalidad narrativa en la que la extensión no venía dictada por convenciones genéricas sino por la propia materia del relato. En estas Cinco novelas cortas que ha seleccionado y traducido Víctor Gallego, vemos en cualquier caso su maestría para captar el tiempo y reflejarlo narrativamente, sin otro calendario que el que marcan las propias acciones −e inacciones− de los personajes. Son todas ellas obras de madurez: «Una historia aburrida» (1889), «El duelo» (1891), «La sala número seis» (1892), «Relato de un desconocido» (1893) y «Tres años» (1895).