En 1929 André Thirion esbozó su obra maestra Le grand ordinaire. Se publicó anónimamente en el año 1943 y, para evitar la censura, llevaba fecha de 1934. Pieza revolucionaria dentro de la estética del surrealismo, se caracteriza por el fuerte sentido erótico, incluso pornográfico, que contienen sus páginas. También por su implacable crítica social, política, circunstancial; por su exasperado canto a la libertad y por la enunciación de los valores del nuevo hombre. El discurso en favor de la mujer es uno de los aspectos más sobresalientes y sorprendentes del libro.