Año 1199. La situación de los estados cristianos, frente al asedio conquistador del Impero musulmán, es desesperada y el papa Inocencio III decide promover una nueva cruzada. Al valeroso caballero templario Álvar Mozo le será encomendada la peligrosa misión de la que depende la victoria: llegar hasta Constantinopla y hacerse con la posesión de la santa lanza —el mítico objeto de poder con el que el centurión Longinos atravesó el costado de Cristo— para entregársela a la Orden del Temple.
Pronto empezarán las dificultades en una trepidante aventura que se desarrolla en el Languedoc, la Lombardía, Venecia y Constantinopla, y de la que dependerá el destino de la humanidad.