“Mientras ordenaba estas notas –escribe Llop en la nota introductoria– me llamó la atención una frase de un libro titulado El mundo de los peces. Quizá porque estaba escuchando las Gnossiennes de Satie, que también tienen algo de submarino, pensé que podía deslizarse entre algunas de estas páginas. “El mundo de los peces –decía esa frase– es una fiesta sin alegría; maravilla los ojos dejando indiferente el corazón.” No se escriben diarios con el corazón indiferente, por supuesto, pero escribirlos, a veces, es una forma de conseguir que el corazón se mueva como los peces bajo el agua, con una elegante indiferencia ante las cosas del mundo que pueden dañarnos, para que la alegría permanezca más allá de los colores que brillan bajo el mar. De ahí, supongo, que haya épocas en que sea necesario el uso de la escafandra.”