De entre las ruinas de la Biblioteca de Alejandría, Iberías, un monje egipcio cristiano, recupera un manuscrito milagrosamente salvado de las llamas. Escondido bajo su túnica, se lo lleva al Valle de los Reyes para leerlo lejos de miradas indiscretas. Su sorpresa no podría ser mayor: escrito en un griego muy culto, el manuscrito es el diario de Judas Iscariote. En su lectura, Iberías descubre que Judas era hijo de una familia judía y farisea, y no el pobre ladrón que todos creían que era. La pobreza de Judas era en realidad voluntaria. Según el manuscrito, se había desprendido de todas sus riquezas para seguir al Mesías. Pero ésta no es más que la primera sorpresa que Iberías se lleva con esta lectura que le revelará a un Judas bajo un punto de vista mucho más humano.