“Shoah”, que en hebreo significa aniquilamiento, es el término con el que se designa al
Holocausto, pero también el ejercicio constante de la memoria, el recuerdo permanente del horror.
El lugar al que los testigos de la barbarie regresan para dar un testimonio directo de las atrocidades cometidas por el Tercer Reich.
“No se puede contar esto. Nadie puede representarse lo que pasó aquí. Nadie puede
comprenderlo”, dice un superviviente de Chelmno, uno de los campos de exterminio nazis de Polonia. En este original trabajo sobre la película Shoah, Carles Torner analiza la función que
cumple la mirada en el film, una mirada que nombra lo innombrable y remueve la conciencia del espectador, y se detiene en los rostros de quienes todavía llevan en sus ojos la memoria del espanto. Valiente y sincero, el autor examina el silencio de los vencidos, cuya fuerza de expresión
permanece más allá de toda palabra.