En la exposición antológica de Eduardo Chillida que tuvo lugar en Madrid en 1973, Clara Janés conoceal escultor y se inicia entre ellos un diálogo sobre la creación artística que seguirá indefinidamente. En uno de sus encuentros posteriores, Chillida propone a Clara hacer un libro juntos. Pasarán diecinueve años hablando del libro, que, finalmente, se materializará con el título de La indetenible quietud en 1998. Clara, que cree en el azar, celebra esa larga espera, que intensificó su amistad con Chillida y la llevó a captar lo que movía su impulso creativo y a ver sus nexos, más allá de la materia y la inspiración concreta, con todos los descubrimientos de la física y la astronomía actuales. Vio también que por todo ello la obra de Chillida es emblemática de nuestro tiempo. Mientras tanto, una entrevista, artículos, otrospoemas y cartas se habían sucedido. Este material, reunido bajo el título de Sondas al infinito, forma una segunda parte del libro, complemento de la primera (en la que se recogen los poemas y una reproducción de los grabados de La indetenible quietud).