«Woody Allen, alguien que siempre ha parecido tener una edad indeterminada, al que nunca he podido identificar como joven o viejo, sino como algo intemporal y familiar, ha cumplido 74 años, edad que asocias a la jubilación forzada o vocacional. Por suerte para nosotros, este hombre no parece concebir su existencia sin hacer una película todos los años, desplegando ideas e historias que sólo se le pueden ocurrir a él, ampliando puntualmente una obra que lleva la marca de la excepcionalidad. Esas películas le pueden salir mejor o peor, pero incluso en las pocas ocasiones en las que se equivoca, existen momentos gloriosos, imaginación, gracia, huellas que certifican un universo irrepetible» (Carlos Boyero)