Para amar verdaderamente la música no es necesario saber leer las notas musicales ni conocer la diferencia entre una sinfonía y un cuarteto. Y no es cierto que escuchar un tema clásico impida apreciar a su vez la música ligera, o viceversa. Amar la música significa sobre todo estar convencido de que se forma parte de un mundo maravilloso y mágico en el que la tradición convive con las innovaciones, en una infinita variedad de alternativas y de tendencias por explorar con nuestros propios oídos y nuestro propio cerebro. Un viaje que podemos realizar entre las paredes de nuestra casa, pero que resulta mucho más fascinante si se frecuentan los teatros y las salas de conciertos, sin dejarse llevar a engaño por las modas y las consignas de la industria del espectáculo. La presente obra, además de ser una completa guía de audición y un impecable manual de buena educación para convertirse en un oyente sagaz, explica todo aquello que resulta indispensable saber sobre lenguajes, compositores e intérpretes, formas musicales y estilos de las distintas épocas.