El cine de Iñárritu se caracteriza por el estallido de los sentimientos más recónditos (dolor, angustia, redención, pena, aislamiento, vacío, perdón, tragedia, sufrimiento...) llevados hasta sus últimas consecuencias. Un laberinto de emociones fuertes que brotan espontáneamente como consecuencia de un hecho aislado o fortuito, un accidente de coche o un disparo accidental. Su obra posee un estilo único, nada convencional, que juega con los tiempos y espacios a su antojo para retorcer aún más las situaciones y poner a sus personajes en el límite.