Invocar la seguridad en Palestina es un asunto realmente espinoso. No en vano es el argumento esgrimido por Israel para justificar acciones relativas a la anexión de territorio palestino, la expropiación de tierras, la construcción del Muro, el cierre de los núcleos de población, el abuso de poder, los castigos colectivos o la vulneración de los derechos humanos. Todo ello configura un auténtico régimen de apartheid que desarrolla políticas anexionistas, racistas y segregacionistas y que revela un uso falaz de la seguridad. Frente a ello, y sobre la base del novedoso concepto de seguridad humana, en este libro se desarrolla otra forma de argumentar sobre la realidad palestina, al poner de relieve la necesaria vinculación entre seguridad y protección de los derechos humanos. Se aboga por la necesidad de una decidida acción política -y no meramente humanitaria o asistencial- que exija el fin de la Ocupación. En sus capítulos se analizan las principales amenazas a la seguridad humana en la región: la cuestión de los refugiados, el asedio contra la franja de Gaza o la vulneración de los derechos económicos, sociales y culturales, así como la forma en que la Ocupación afecta especialmente a las mujeres palestinas, a la sociedad civil y al desarrollo de la vida política.