«Éste es un libro singular [...], uno de esos libros que acompañan de manera especial al lector. [...] Son escritos de un filósofo, pero no es un libro de filosofía; se podría decir que guarda parecido con un libro de poesía puesto que avanza por destellos, sorpresas, aparentemente por casualidad. El tema de estas páginas es el dolor. O mejor: más que el tema, el dolor es el problema ante el que estas palabras se inclinan: y éstas, aunque se trate de un diario donde se entremezclan con mil divagaciones y miles de consideraciones políticas, filosóficas o sociales, se convierten en fragmentos de poesía por la tensión que mantienen ante aquel problema, en momentos que a veces casi rozan la tensión del Requiem de Mozart. [...] La personalidad humana se forma a medida que madura un juicio sobre las experiencias que le toca vivir. Siendo la experiencia del dolor una de las más imponentes, se puede afirmar que la actitud que un hombre asume ante la experiencia global de su vida y el problema que la vida representa. De cómo un hombre se coloca ante el problema del dolor se comprende cómo se coloca ante el problema de la existencia por entero. [...] La existencia del dolor es el problema en torno al cual la reflexión humana de todos los tiempos ha sufrido cambios vertiginosos: aunque se ha hablado mucho sobre los supuestos modos para evitarlo y se ha investigado otro tanto en torno a las varias formas de dolor posibles, cualquier reflexión sería sobre el `por qué` de su existencia en la experiencia humana tiene que detenerse y admitir un misterio insondable». (de la Introducción de Davide Rondoni)