El mito racional de Occidente tiene el aspecto de proclama. El autor llena por completo su obra, se "desahoga" ante el lector sin apenas ayuda bibliográfica, convirtiendo su libro en la manifestación de la autoconsciencia intelectual de treinta años de creación y búsqueda. La propuesta principal de esta proclama consiste en la defensa de la "ininteligibilidad de la materia" es decir, del misterio indescifrable de la realidad en la que "vivimos, nos movemos y somos". Esta propuesta va más allá de posicipones epistemológicas relativistas ya que no deja ninguna puerta abierta a la racionalidad de la realidad. Ni siquiera el paso del tiempo y las investigaciones científicas incesantes podrán paliar el obstáculo insalvable del misterio de la materia. Para Diéguez no sólo nada se sabe sino que nada podrá saberse nunca, porque nuestros saberes no pertenecen a la realidad -naturaleza, materia- sino al mundo interior que forjamos en nuestro intercambio con la muda realidad.