En sus versiones originales, los últimos destinos de Fausto, don Quijote y don Juan son un buen reflejo del anti-individualismo prevaleciente en sus tiempos: Fausto y don Juan son castigados al fuego eterno del infierno, y don Quijote es objeto de burlas. Los tres representan el impulso positivo del individualismo, que al final acarrea sobre sí la represión y la reprobación en términos sociales. Un siglo más tarde, el Robinson Crusoe de Defoe encarna una consideración más favorable del individuo. En este volumen, Ian Watt examina estos cuatro mitos de la modernidad, creados todos ellos entre los siglos XVI y XVIII, como productos de una nueva sociedad, y su desarrollo posterior, llevado a cabo por la pluma de grandes escritores, como Rosseau, Goethe, Byron o Dostoievski. Las cuatro figuras revelan los problemas del individualismo en la modernidad: la soledad, el narcisismo y las exigencias del yo frente a las fuerzas de la sociedad.