Como un prisma, la dinámica de la prostitución refleja y magnifica determinados modelos sociales generalizados. Estos ensayos examinan esos modelos tanto dentro como fuera del contexto del comercio sexual explícito. La autora elabora una crítica intercultural de las categorías «prostituta» y «prostitución» construidas desde la ciencia, la política y la sociedad. En todos los niveles de análisis, los términos y las categorías sociales resultan ser resbaladizos, como consecuencia y reflejo de una lógica política subyacente que subordina las mujeres a los hombres. Clave para esa lógica encontramos el estigma de puta, mecanismo oficial y tradicional de control social inextricable de otros elementos tan diversos como la migración, la salud, la autonomía sexual, el empleo y la libertad de expresión.